Por Héctor Illanes Noches
Considerar como antiético e inhumano privatizar o mercantilizar un recurso natural indispensable como es el agua, no necesariamente establece lo contrario si estuviera en las manos del Estado, porque como argumenta Luis Infanti, eso incluye la participación de los ciudadanos (El Mostrador, 19 de agosto de 2009).
El Estado, al igual que cualquier otra empresa en Chile, tiene sus problemas en cuanto a la toma de decisiones, ya que en algunos casos son erradas. Si lo llevamos a los números, el valor del agua es el mismo cuando estaba en manos de Emos o Aguas Andinas. Los problemas por los malos cobros en las cuentas persisten y afectan al mismo nicho social: la clase humilde, que es la que debe repactar mes a mes sus deudas sin saber el por qué de los reajustes en sus cuentas.
Es por esto que debemos dejar de lado el concepto bíblico de este recurso, ya que en el mundo actual nada es gratis. Sólo debemos apelar a un mejoramiento por parte de los encargados de suministrar este bien natural, en el sentido que esto sea justo para todos y podamos ser fiscalizadores de un buen manejo, esté o no en manos del Estado.
Considerar como antiético e inhumano privatizar o mercantilizar un recurso natural indispensable como es el agua, no necesariamente establece lo contrario si estuviera en las manos del Estado, porque como argumenta Luis Infanti, eso incluye la participación de los ciudadanos (El Mostrador, 19 de agosto de 2009).
El Estado, al igual que cualquier otra empresa en Chile, tiene sus problemas en cuanto a la toma de decisiones, ya que en algunos casos son erradas. Si lo llevamos a los números, el valor del agua es el mismo cuando estaba en manos de Emos o Aguas Andinas. Los problemas por los malos cobros en las cuentas persisten y afectan al mismo nicho social: la clase humilde, que es la que debe repactar mes a mes sus deudas sin saber el por qué de los reajustes en sus cuentas.
Es por esto que debemos dejar de lado el concepto bíblico de este recurso, ya que en el mundo actual nada es gratis. Sólo debemos apelar a un mejoramiento por parte de los encargados de suministrar este bien natural, en el sentido que esto sea justo para todos y podamos ser fiscalizadores de un buen manejo, esté o no en manos del Estado.